La vida en el centro de todo: inspirado por un viejo en los andes.

Junto a mi abuelo Alberto encontré una profunda inspiración. Esto ocurrió durante una conversación bajo una sombra en medio de un paisaje cafetero de las montañas del sureste antioqueño.
 
Él, con una sonrisa, describía cómo su amigo Google había transformado su vida, pasando de cartas escritas a mano y largas jornadas de caminar hasta la biblioteca. Recordaba las horas pasadas entre estantes polvorientos, buscando en libros pesados, a menudo sin encontrar respuestas. Esta laboriosa búsqueda fue agilizada por la inmediatez del internet. Su asombro ante la rapidez del avance científico y tecnológico era evidente.
 
Sin embargo, no siempre fue fácil. «Al principio, enfrentar la pantalla era como descifrar un código secreto», recordaba. «Cada clic era un acto de fe, y confiar en una máquina para obtener información era algo que nunca había imaginado». Pero, con curiosidad, paciencia y determinación, aprendió a navegar en este nuevo mundo.

Un Cuestionamiento Profundo y Cambio no es Opción, sino Necesidad

Recientemente, una publicación de septiembre de 2023 del Centro de Resiliencia de Estocolmo arrojó luz sobre una realidad alarmante: seis de los nueve limites críticos del planeta ya han sido cruzadas. Enfrentamos el desafío de adaptarnos a los límites planetarios, estos limites se refieren a los umbrales críticos que nuestro planeta puede soportar sin sufrir cambios irreversibles.  
 
Esta realidad nos enfrenta a una reflexión crucial sobre la gestión de cambios. Nuestras decisiones diarias, tanto como consumidores como en el ámbito empresarial, tienen un impacto significativo en estos límites planetarios, delineando el futuro que estamos moldeando para las generaciones venideras.
 
La implicación de estos hallazgos es clara y preocupante. Si ya hemos cruzado seis de estas fronteras críticas, debemos preguntarnos: ¿Son suficientes nuestros esfuerzos actuales para revertir esta tendencia? ¿Cómo pueden nuestras acciones diarias, las decisiones de compra y las políticas empresariales, contribuir a la restauración y protección de estos límites vitales?
 
Estas preguntas nos desafían a reflexionar sobre la interconexión entre nuestras acciones y la salud del planeta. En «La Psicología de la Gestión del Cambio«, entendemos que el éxito en cualquier transformación radica no solo en cambiar mentalidades, sino también de la voluntad de repensar sistemas enteros, en abrazar un cambio sistémico.
 
Esta historia de mi abuelo es una metáfora poderosa de nuestra situación actual, refleja una verdad más amplia sobre el cambio: es una constante universal. Al igual que Alberto se adaptó a la era digital, con curiosidad y una disposición para aprender, debemos abordar los desafíos planetarios con una mentalidad similar.

Abrazando la Complejidad

Al observar las normativas y políticas actuales enfocadas en los efectos del carbono, vemos un esfuerzo valioso pero insuficiente. Si bien las organizaciones están adoptando estrategias para reducir su huella de carbono, este enfoque singular puede conducirnos a un callejón sin salida una visión de túnel del carbono. En esta visión la reducción de emisiones se convierte en el único objetivo, oscureciendo aspectos críticos como la biodiversidad y la resiliencia ecológica.
 
La complejidad de los desafíos ambientales se hace aún más evidente cuando consideramos la interconexión de diversas métricas y objetivos. El informe «The Biodiversity Crisis is a Business Crisis» de BCG destaca que aproximadamente el 50% de la economía global está vinculada directamente a la naturaleza.
 
Es aquí donde la complejidad de los desafíos ambientales se hace evidente. Como se sugiere en el informe «Building Food and Agriculture Businesses for a Green Future«, centrarse exclusivamente en una métrica, aunque importante, puede llevar a ignorar otras facetas vitales para el cambio necesario. En este sentido, el informe «What Climate-Smart Agriculture Means for Smallholder Farmers»  destaca la importancia de adoptar enfoques integradores que consideren no solo la reducción de carbono, sino también el bienestar general de los ecosistemas. 

Al limitarnos a considerar únicamente la huella de carbono, corremos el riesgo de desarrollar estrategias que, si bien pueden ser efectivas a corto plazo, resultan insuficientes y hasta contraproducentes a largo plazo.

Ambos son posibles: articulando visiones.

Hace unos meses me encontré con esta publicación. Los investigadores tienen opiniones muy diversas sobre cómo abordar esta cuestión: desde los que abogan por trabajar dentro del sistema económico actual (lo que se conoce como crecimiento verde) hasta los que sostienen que el sistema económico actual fue en sí mismo un factor (si no el factor definitorio) que provocó la situación actual y requiere una transformación (lo que se conoce como post-crecimiento o decrecimiento).
 
Ahora mismo, ambos están articulando visiones diferentes ante los responsables políticos, y existe el riesgo de que esto retrase la acción. En 1972, aún había tiempo para debatir y menos urgencia para actuar. Ahora, al mundo se le acaba el tiempo.
 
Estos retos nos obligan a mirar más allá de la unidimensionalidad. No es solo una cuestión de reducir emisiones de carbono; es también una cuestión de comprender y actuar sobre la intrincada red de factores que conforman nuestros ecosistemas.
 
En un mundo donde el desarrollo sostenible se ha convertido en un mantra, Daniel Christian Wahl nos invita a repensar la sostenibilidad. En este contexto, la regeneración emerge como un concepto clave. Esto significa ir más allá de la mera sostenibilidad o la reducción del daño, un enfoque pasivo y reduccionista. Se trata de restaurar, revitalizar y revivir nuestro sistema. Tener un enfoque sistémico centrado en mantener la salud, resiliencia y adaptabilidad del planeta.
 
Me sumo a los conceptos que propone Daniel, considero que debemos comenzar a articular visiones en lugar de enfrentarlas y pasar a lo importante, la acción. Esto se aleja del típico enfoque ‘o esto o aquello’, y abraza en cambio un enfoque más inclusivo y afirmativo de ‘ambos son posibles’.
 
Constantemente me cuestionó sobre cómo este enfoque centrado en el carbono, a pesar de ser limitado, puede apalancar soluciones sistémicas que realmente muevan a aguja. Soluciones que reconozcan la interdependencia entre la reducción de emisiones, la conservación de la biodiversidad, el bienestar poblacional y el bienestar de nuestros ecosistemas.
 
Los conceptos propuestos por Daniel reflejan un cambio significativo en nuestra percepción y valoración del entorno. Debemos replantear nuestras preguntas y métricas, buscando un equilibrio que nos permita abordar la complejidad con una visión holística que priorice la vida.

La Vida en el Centro de Todo.

Al poner ‘La Vida en el Centro de Todo’, abrazamos un paradigma donde la preservación y el enriquecimiento de la biodiversidad se convierten en un eje central de nuestras acciones y estrategias.
 
Cada vez más organizaciones reconocen que la biodiversidad no es solo un activo ecológico, sino también un motor de innovación y estabilidad a largo plazo. Debemos embarcarnos en un viaje colectivo hacia sistemas que potencien la red de la vida. Reconociendo la interdependencia entre economía y ecología.Todo capital, al final, proviene de la vida.
 
Este cambio implica reconocer el valor económico de la biodiversidad. En el informe ‘The Biodiversity Crisis is a Business Crisis’ de BCG, se destaca la interconexión entre nuestra economía y la biodiversidad. La biodiversidad, con su delicado equilibrio e interacción de ecosistemas, especies y genes, produce servicios vitales para la sociedad y la economía moderna. Estos servicios ecosistémicos, que incluyen regulación, cultura, hábitat y aprovisionamiento, generan un valor económico considerable, superando los 150 billones de dólares anuales.
 
Profundizando en el vínculo entre economía y naturaleza, un informe del Foro Económico Mundial resalta que aproximadamente 44 billones de dólares de la generación de valor económico son dependientes de la naturaleza. Esta dependencia, detallada en 163 sectores industriales, subraya la urgencia de integrar la preservación de la biodiversidad en las operaciones empresariales.
 
La lección de adaptabilidad y la urgencia de los ‘límites planetarios’ nos llevan a una conclusión: la vida debe ser el indicador clave de rendimiento (KPI) en todas nuestras decisiones.
 
Ahora, más que nunca, se hace imperativo que las corporaciones revisen y transformen sus modelos de negocio, alineándolos con la necesidad urgente de proteger y regenerar nuestros ecosistemas. Esta transformación va más allá de simples ajustes operativos; representa una evolución cultural profunda, convirtiéndose en parte del ADN de la organización.

Transformación Empresarial para la Biodiversidad.

Para detener o revertir la pérdida de biodiversidad, las empresas deben emprender una transformación integral en sus operaciones. Este cambio requiere una identificación clara del ámbito de acción y la alineación de los objetivos de conservación de la biodiversidad con las estrategias de negocio. Es fundamental establecer bases sólidas para el éxito, lo que implica un compromiso activo y medidas concretas.
 
Es esencial que las empresas identifiquen las cuestiones clave de biodiversidad que impactan directamente en sus operaciones. Priorizar estas áreas permite desarrollar una narrativa coherente y enfocada que guíe todas las acciones relativas a la biodiversidad. Establecer objetivos prácticos y basados en evidencia científica es un paso crucial en este proceso.
 
La transformación para abrazar la biodiversidad no solo es una cuestión de prácticas empresariales, sino también una transformación cultural. Se convierte en un elemento esencial del ADN de la organización, reflejando una estrategia emergente que no solo diferencia a la empresa, sino que también asegura su supervivencia y prosperidad en un mundo enfrentado a desafíos ambientales sin precedentes.
 
Para asegurar el progreso y la responsabilidad, las empresas deben implementar sistemas de seguimiento y medición. Esto incluye no solo el seguimiento de los avances internos, sino también la divulgación transparente de estos a los involucrados.
 
El aprendizaje de todos los involucrados en temas de biodiversidad es fundamental para fomentar una cultura empresarial que se decida por la vida, ya que solo por medio del aprendizaje podrán escoger con sus acciones priorizar la vida. Esto lograra que sea parte integral de la toma de decisiones y operaciones empresariales.

Mensajes claves de este texto inspirado por un viejo en los andes.

La historia de mi abuelo y su amigo Google va más allá de un relato familiar; es un ejemplo microscópico de la adaptabilidad y transformación necesarias a un nivel macro. Su manera de abrazar los cambios refleja la actitud que necesitamos ante los retos: curiosidad, paciencia y determinación.
 
Estamos en un momento crítico donde la necesidad de un cambio no es opción, es una necesidad. No basta con limitar nuestro impacto negativo; es imperativo ser proactivos en la generación de resiliencia en nuestro sistema.
 
La estrategia es clara: hacer de la vida el centro de nuestras decisiones, lo cual, a su vez, conduce a la regeneración y prosperidad del sistema. La vida, en todas sus manifestaciones, debe ser el KPI fundamental en nuestra construcción de futuro. 

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